Imagina...
Imagina que vives en un ambiente en el que nadie te habla directamente,
pero hablan de ti en tu presencia.
Imagina que los niños se burlan de ti en la calle y los adultos te miran
fijamente y murmuran a tus espaldas.
Imagina que las personas te cogen del brazo, te sacan a la calle, te
meten en un coche y nunca te dicen a dónde vas a ir o qué vas a hacer cuando
estés allí.
Imagina que vives y vas a la escuela en lugares controlados por personas
que nunca te dejan ir solo a ningún sitio.
Imagina que estás en la escuela y
año tras año los maestros sólo te preguntan tonterías como ¿qué color es éste?
O ¡señala tu nariz!... aunque tengas 18 años.
Imagina que las personas siempre interrumpen tus intentos de hacer algo
y lo hacen por ti.
Imagina situaciones en las que tú intentas decir que estás enfermo y
nadie te entiende.
Imagínate en tu casa, abres el frigorífico y miras dentro y alguien
corre hacia ti, asegurándose de que no coges comida.
Imagina que vives en un sitio en el que las personas constantemente se
quejan de ti o hacen chistes en tu presencia.
Imagínate escuchando constantemente a las personas hablar sobre lo que
no puedes hacer.
Imagínate a ti mismo como una persona que existe, pero que ante los
demás pareces existir tan sólo como un tema de conversación.
Imagínate escuchando a los profesionales describiendo tus limitaciones
delante de ti, como si tu no pudieras entender.
Imagínate que eres un adulto
aprendiendo a hacer un trabajo productivo y tus instructores te tratan como a
un niño.
Imagina que no eres capaz de
decir que preferirías ver un programa de televisión diferente al que los demás
están viendo.
Imagina que las personas sólo tienen expectativas sobre tus conductas
inapropiadas.
Imagina que nunca has podido tomar ni la más mínima decisión personal,
aunque seas un adulto.
Imagina situaciones en las que nadie te pregunta qué preferirías hacer o
incluso comer...
BIENVENIDO AL MUNDO DE LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD INTELECTUAL
Judith Leblanc 1991
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